jueves, 20 de octubre de 2011

Gordita... once again

Es muy fácil engordar, aumentar los carbohidratos, las azúcares y las grasas es lo más barato, accesible y rico que comer. Las comparaciones son innecesarias, de una hamburguesa jugosa con doble queso amarillo, tocino, y blue chesse a un bistec asado con poca sal acompañado de verduras al vapor con solo un toque de pimienta, sin grasa añadida y con mucha agua natural, difícil verdad?
Hace meses comencé a escribir consejos de cómo perder cerca de 20 kilos y no morir en el intento, además de que lo sencillo no era bajarlos, si no mantenerse.
Tristemente, hoy declaro, que fui seducida por la soltura y practicidad de una dieta completamente contraria a lo que estaba acostumbrada y el resultado es el más temido, subí de peso incontrolablemente.
Las dietas permanentes son la solución a los problemas de peso de personas de complexión grande, como es mi caso, pero he de confesar, que fue como reencontrarme con un viejo amor al cual le di todos mis mejores momentos.
Cada que muerdo una pizza, le tomo a la coca cola (roja, no light!), me como una cucharada de pasta a los 3 quesos (triple grasa!), o concluyo con un delicioso postre atascado en cada orilla de calorías, es un placer en el paladar que no sucede muy a menudo.
Y como descartar el entorno en el que te desenvuelves, es básico! Eso de “dime con quién te juntas…” completamente cierto! Me rodeo con toda la gente que vive despreocupada por su complexión!
Tan solo para comenzar, comparto casa con la “reina de los totopos” (adicción que ha ido disminuyendo), podía faltar papel de baño, pero totopos JAMAS! Y lo interesante es como los combinas: queso, crema, frijoles, frijoles puercos, requesón, y demás untables para atascarte el kilo de totopos con coca en una tarde para ver la tele.
Mis compañeros de trabajo comen de todo, a la hora que se les permita y las ensaladas no son muy frecuentes en la oficina; tan solo mi única compañera de oficina goza de una complexión delgada envidiable, que coma lo que coma, no pasa nada, ella es delgadita y punto.
Esta entrada me encantaría escribir de cómo le voy a hacer para bajar los infames 6 a 8 kilos que debo bajar, y la clave es sencilla: dieta y ejercicio, como siempre ha sido. Ahora el problema es que debo hacer ejercicio en gimnasio y no al aire libre como estaba acostumbrada, debido a una lesión en la rodilla que se debe de tratar con rehabilitación física y medicamento.
Más que el ingrediente clave, el secreto de la alimentación y las arduas 2 a 3 horas diarias en el gimnasio para bajarle al abdomen, brazo y cachete que me cargo, está el par que sin ellos, nada sirve : fuerza de voluntad y paciencia.
La fuerza de voluntad es para seguir el régimen, que por mas tentaciones que te pongan enfrente no sucumbas ante un delicioso pastel de triple chocolate, a un frapuccino cargado de azúcar del Starbucks o la más sencilla de las tortas con todo y migajón.
La paciencia está en no perder la esperanza ni la dinámica, tanto en el ejercicio como en la alimentación; Roma no se hizo en un día, pero ardió en minutos, lo mismo pasa con un cuerpo sano, no se logra en un día, pero se puede arruinar todo en un bocado.
Esta entrada va para todos aquellos que comparten hoy mi queja, mi descontento y hasta mi mal humor, es idiota pero cierto, estoy de malas por estar gorda, y no quiero estar así (ni gorda ni de malas).

El primer día te dolerá la cabeza por el cambio de hábitos alimenticios, y a la mañana siguiente no te podrás mover por el dolor muscular de haber hecho ejercicio como hace mucho que no lo hacías, pero todo se construye poco a poco, y nunca es tarde.

Hoy soy gordita, mañana quizá también, pero por lo menos, diario intento cambiarlo…

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