jueves, 20 de octubre de 2011

Errores frecuentes al intentar cambiar de gordito a saludable

Siempre decimos “el lunes empiezo la dieta” o el ya clásico “deja me desquito, al cabo ya me voy a poner a dieta”, desde ahí estamos mal.
Para comenzar a dejar la garnacha, el sope y la fritanga no se pone día, puede empezar un jueves o un mismísimo sábado.
Lo recomendable es hacerlo poco a poco, para que el cuerpo no lo resienta y no se haga el efecto de abstinencia, porque después sale peor.
El agua es vital, dos a tres litros diarios durante todo el día, no pararás de ir al baño, pero será mejor que no pararte en el baño.
Suprimir en definitiva los alimentos fritos, diles no, son tus enemigos más deliciosos y más peligrosos, sin contar que los alimentos fritos en la calle se desconoce cuánto tiempo se lleva quemando el aceite, lo que lo convierte en lo más dañino que puedas meterle a tu cuerpo.
Dile adiós al refresco, no light, no aguas endulzadas, sencillamente diles ADIOS! Lo mejor es el agua natural o en su defecto, agua de sabor, los endulzantes son menos calorías, pero son más difíciles de eliminar de tu cuerpo; más vale poca azúcar normal que eliminar, que 300 sobrecitos de splenda que van a tardar más en salir de tu organismo.
La carne asada será tu mejor amiga, tu aliada y sobre todo, en una porción considerable. De nada servirá que te comas un Rib Eye de medio kilo, al menos que hagas una rutina de ejercicios doble en cardio; porciones del tamaño de la palma de tu mano y asadas o con un toquecito de aceite de oliva SOLO para que no se pegue.
Y adivina quienes son las mejores amigas de tu BFF la carne asada? Pues las verduras, pero no cualquier verdura, las papas ni las voltees a ver; el jitomate, chayote, zanahoria, brócoli, coliflor y la sonada y cuasi milagrosa lechuga te ayudarán a sentirte mejor y complementaran tu alimentación. En concreto las harinas en cualquier presentación debes de olvidarlas por completo.
Lácteos si, todo el día no. Lo recomendable es una porción de lácteo en el día por aquello de las proteínas, y si te vas a comer un reverendo bistec pues hay que bajarle a los lácteos; hay quesos bajos en grasa, pero no por comprarte el gouda light, significa que sea el adecuado. El cottage y  panela serán tus aliados; recuerda, entre más elasticidad tenga el queso, mayor cantidad de grasa tendrá.
Desayunar fruta, hay más? Yo tenía el error de todos, de comer avena, y como era cereal, pues me tragaba todo lo que pudiera. El punto medular de esto es que solo consumas al día 4 cucharadas, mézclalas con fruta y será lo mejor que puedas regalarle a tu cuerpo para iniciar el día.
Barritas? Las de BIMBO… JAMÁS! Las barras que están recomendadas son las “Stila” con menos grasas trans, harinas, etc. De los males el menor, esas de hojaldre, es un pan con relleno de mermelada, quieres mas o volteas a verte las caderas?
Las ensaladas, no por ser ensaladas son saludables. Mi madre cada que me veía comer ensaladas, tratando de bajar de peso me decía “las vacas comen pasto y siguen gordas”; ahora entiendo que es por lo que le echan al pasto! Las ensaladas suelen acompañarse de grasosos y espesos aderezos culpables de volver a la más sencilla e inofensiva ensalada, en la cosa más engordadora de la semana. En mi personal opinión, no hay nada mejor que dosis MODERADAS tanto de Salsa inglesa y limón, como vinagre balsámico y toque de aceite de oliva, solo para que las hierbas no se atoren en la garganta, no es manda que naden en aderezo, solo es para que sean fáciles de deglutir, no de notarse en las carnes corporales.
Dejar de comer. El más grande y frecuente error que todos llegamos a cometer alguna vez en la vida. Para empezar, no a todos les funciona, y en segunda es lo más seguro que cuando vuelvas a comer el rebote sea espantoso; no hay nada mejor que comer y comer sano.
Ayunos prolongados. Eso de que no desayunes o pases largos tiempos son comer es lo peor que le puedes hacer a tu cuerpo, porque estas provocando desde una gastritis hasta una ulcera que te marcará de por vida. Hay que desayunar aunque sea poquito, y para tener un buen resultado en tu planeación, fija una hora de comida e intenta alimentarte a la misma hora, todos los días.

Para concluir, hay que comprar unos cuantos costales de tenacidad, fuerza de voluntad, entrega y estoicismo, coraje y esperanza,  todo para que ante cualquier contingencia salga todos esos costales que compramos.

No hay nada mejor, que ser sano y feliz!

Gordita... once again

Es muy fácil engordar, aumentar los carbohidratos, las azúcares y las grasas es lo más barato, accesible y rico que comer. Las comparaciones son innecesarias, de una hamburguesa jugosa con doble queso amarillo, tocino, y blue chesse a un bistec asado con poca sal acompañado de verduras al vapor con solo un toque de pimienta, sin grasa añadida y con mucha agua natural, difícil verdad?
Hace meses comencé a escribir consejos de cómo perder cerca de 20 kilos y no morir en el intento, además de que lo sencillo no era bajarlos, si no mantenerse.
Tristemente, hoy declaro, que fui seducida por la soltura y practicidad de una dieta completamente contraria a lo que estaba acostumbrada y el resultado es el más temido, subí de peso incontrolablemente.
Las dietas permanentes son la solución a los problemas de peso de personas de complexión grande, como es mi caso, pero he de confesar, que fue como reencontrarme con un viejo amor al cual le di todos mis mejores momentos.
Cada que muerdo una pizza, le tomo a la coca cola (roja, no light!), me como una cucharada de pasta a los 3 quesos (triple grasa!), o concluyo con un delicioso postre atascado en cada orilla de calorías, es un placer en el paladar que no sucede muy a menudo.
Y como descartar el entorno en el que te desenvuelves, es básico! Eso de “dime con quién te juntas…” completamente cierto! Me rodeo con toda la gente que vive despreocupada por su complexión!
Tan solo para comenzar, comparto casa con la “reina de los totopos” (adicción que ha ido disminuyendo), podía faltar papel de baño, pero totopos JAMAS! Y lo interesante es como los combinas: queso, crema, frijoles, frijoles puercos, requesón, y demás untables para atascarte el kilo de totopos con coca en una tarde para ver la tele.
Mis compañeros de trabajo comen de todo, a la hora que se les permita y las ensaladas no son muy frecuentes en la oficina; tan solo mi única compañera de oficina goza de una complexión delgada envidiable, que coma lo que coma, no pasa nada, ella es delgadita y punto.
Esta entrada me encantaría escribir de cómo le voy a hacer para bajar los infames 6 a 8 kilos que debo bajar, y la clave es sencilla: dieta y ejercicio, como siempre ha sido. Ahora el problema es que debo hacer ejercicio en gimnasio y no al aire libre como estaba acostumbrada, debido a una lesión en la rodilla que se debe de tratar con rehabilitación física y medicamento.
Más que el ingrediente clave, el secreto de la alimentación y las arduas 2 a 3 horas diarias en el gimnasio para bajarle al abdomen, brazo y cachete que me cargo, está el par que sin ellos, nada sirve : fuerza de voluntad y paciencia.
La fuerza de voluntad es para seguir el régimen, que por mas tentaciones que te pongan enfrente no sucumbas ante un delicioso pastel de triple chocolate, a un frapuccino cargado de azúcar del Starbucks o la más sencilla de las tortas con todo y migajón.
La paciencia está en no perder la esperanza ni la dinámica, tanto en el ejercicio como en la alimentación; Roma no se hizo en un día, pero ardió en minutos, lo mismo pasa con un cuerpo sano, no se logra en un día, pero se puede arruinar todo en un bocado.
Esta entrada va para todos aquellos que comparten hoy mi queja, mi descontento y hasta mi mal humor, es idiota pero cierto, estoy de malas por estar gorda, y no quiero estar así (ni gorda ni de malas).

El primer día te dolerá la cabeza por el cambio de hábitos alimenticios, y a la mañana siguiente no te podrás mover por el dolor muscular de haber hecho ejercicio como hace mucho que no lo hacías, pero todo se construye poco a poco, y nunca es tarde.

Hoy soy gordita, mañana quizá también, pero por lo menos, diario intento cambiarlo…